Dolores Mora, nació en Trancas, Tucumán, el 12 de abril de 1867. Sobresaliente estudiante en el Colegio Sarmiento de San Miguel de Tucumán, desde temprana edad mostró inclinación por el dibujo. Su maestro de entonces Santiago Falcucci la introdujo en las técnicas del retrato y en 1894 realizó su primera exposición con 25 retratos de gobernadores tucumanos. En 1896 ganó una beca del gobierno argentino que le permitió viajar a Roma, donde, guiada por el maestro Francesco Michetti, descubriría su verdadera vocación por la escultura. Aprendió a trabajar el bronce y de la mano de Giulio Monteverde se especializó en el mármol, adhiriendo al estilo neoclásico y dedicándose a las obras monumentales. A partir de allí su obra fue inmensa. Ganó concursos internacionales como La Promotrice en Italia, y los que se realizaron para los monumentos de la Reina Victoria en Melbourne, para el Zar Alejandro I en San Petersburgo y el primer premio de la Exposición Universal de París. De regreso en Buenos Aires en 1900, ofreció realizar una fuente para decorar la Plaza de Mayo y concretada la comisión volvió a Roma donde trabajó en su atelier durante dos años en lo que sería su obra más famosa: la Fuente de las Nereidas, conjunto escultórico que fue traído en barco desde Génova. Su concepción, audaz para la época, desató una serie de polémicas y escándalos que impidieron su instalación frente a la Catedral metropolitana y postergaron su inauguración hasta 1903 en el Paseo de Julio. En 1918, finalmente, se decidió el traslado de la Fuente a la Costanera Sur, donde se encuentra en la actualidad. La valoración de su obra creció en el país y con ella los numerosos encargos oficiales y privados. Realizó el monumento a Juan Bautista Alberdi emplazado en Tucumán y la estatua de la libertad y los dos bajorrelieves de la Casa de la Independencia. Además, las estatuas de Alvear, Fragueiro, Zubiría y Laprida y los bustos de Pellegrini y Sáenz Peña, entre otros. Su última gran obra es el monumento a Nicolás Avellaneda, inaugurado en 1913 en la ciudad homónima. El espíritu inquieto de Lola Mora desbordó la actividad artística para incursionar en los más diversos proyectos desde técnicas vinculadas con la incipiente cinematografía hasta grandes realizaciones urbanísticas, arquitectónicas y empresariales. Después de haber regresado a Roma y de volver al país, vivió en Salta y en Jujuy, y se radicó finalmente en Buenos Aires donde murió el 7 de junio de 1936. (Datos biográficos suministrados por el Prof. Pablo Mariano Solá, sobrinobisnieto y biógrafo de Lola Mora)