Nació en Buenos Aires en 1905 y falleció en la misma ciudad en 1987. Obtuvo los títulos de Profesor Nacional de Dibujo por la Academia Nacional de Bellas Artes y Profesor Superior de Grabado de la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova. Tuvo la influencia de Alfredo Guido y Adolfo Bellocq, y fue discípulo de Spilimbergo. Realizó viajes de perfeccionamiento a París, donde concurrió al taller de Stanley Hayter, Paraguay, noroeste argentino, Bolivia y Perú . Fue integrante del Grupo de los 20 y, en su carrera profesional, se desempeñó como ilustrador, crítico de arte y docente. El grabado fue su principal especialidad; técnica a la que contribuyó a renovar en el país al independizarla de su relación con el libro. A partir de los años 50, se volcó hacia la abstracción e introdujo el traquelado con el objetivo de incrementar la estructura volumétrica de la estampa; en su última etapa, desarrolló sus propios papeles artesanales a partir de fibras vegetales.Fue profesor en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Expuso de manera individual en importantes galerías y museos del ámbito local e internacional llegando a mostrar sus obras en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Entre las numerosas distinciones que obtuvo, se destacan el Premio Adquisición de Salón Nacional, en 1944; el Primer Premio en el Salón Municipal de Otoño de Buenos Aires, en 1948; el Premio de Grabado en el Salón de Mar del Plata, en 1949; el Primer Premio en el Salón de La Plata, en 1953; el Primer Premio en el Salón Santa Fe, en 1953; el Gran Premio Presidente de la Nación en el Salón Nacional de Dibujo y Grabado, en 1953; y el Primer Premio en el Salón Especial Comisión Nacional de Cultura en el Museo Nacional de Bellas Artes, en 1950. Fue autor de los importantes libros de historia del arte El panorama del arte iberoamericano y El grabado argentino en el siglo XX. “Hijo del grabador Fernando López Anaya, comenzó precozmente por el camino de la pintura con abstracciones geometrizadas de fina entonación. Decididamente enfocado en lo informal, su pintura de la segunda etapa tiene similitud, y es quizás en eso la única con la expresión del pintor español Antoni Tapies. La materia seca y austeramente acromática se valoriza con fracturas, perforaciones y raspaduras de sugestivo trasunto”. (María Laura San Martín, Pintura Argentina Contemporánea, Editorial La Mandrágora, Buenos Aires 1961).