Nació en Buenos Aires en 1939 y falleció en la misma ciudad en 2016. En 1950 tomó las primeras clases de pintura en la escuela nocturna. En 1960 viajó al Noroeste argentino al abandonar sus estudios de Química. A partir de ese momento comenzó a dedicarse a la pintura. Ese mismo año conoció a Enrique Policastro e inició su formación en el taller de Demetrio Urruchúa. En el año 1963 viajó a Europa y se encontró con Lino Enea Spilimbergo en Paris. En 1965 y 1966 realizó murales junto a López Taetzal y Costamagna. Además hizo su primera muestra de dibujos en la Sala Peuser, en Buenos Aires. Desde 1980 alternó su residencia entre Buenos Aires y Europa, donde expuso en importantes galerías en Viena, Munich, Bruselas, Rotterdam, Amsterdam y participó en ferias en Colonia (Alemania), Basilea (Suiza) y ARCO (Madrid). Durante los últimos años expuso regularmente en importantes galerías de Buenos Aires: Principium (2003/2004), Palatina (2005/2008) y Hoy en el Arte (2012). Falleció en Buenos Aires el 8 de septiembre de 2016. Concisión y ascetismo se hacen presentes en su obra. Planos limpios que evidencian la tarea escultórica complementaria de la pintura, los papeles guardan en su rigor cierta vibración pulsátil, detenida al elegir sitio donde aposentar. De una austera elegancia del color. Profundos equilibrios surcan las movidas superficies, luego apacientadas; serenidad que arrostra un mundo siempre cambiante, punto de instalación desde donde el artista ejecuta su música. Sus series de las emanaciones del cuadrado, el triángulo o el cubo nos llevan a de la mano a un cosmos neoplatónico, en donde el despliegue geométrico no hace más que repetir órdenes primordiales. Rotar de las estrellas en un mundo pitagórico, vertidas en moldes de ángulos rectos”, Osvaldo Mastromauro.